Aún durante la guerra, Ucrania adora el café

La cultura del café sigue vibrando en Kiev pese a la invasión rusa.

Foto: Brendan Hoffman para The New York Times

Yelyzaveta Holota sirve un americano en un quiosco Girkiy en Kiev. Dijo que la competencia en la Ciudad es intensa.

mié 24 de abril de 2024

Por: Constant Méheut y Daria Mitiuk/The New York Times

KIEV, Ucrania — Cuando los tanques rusos entraron por primera vez a Ucrania hace más de dos años, Artem Vradii estaba seguro de que su negocio se vería afectado. “¿Quién pensaría en el café en esta situación?”, pensó Vradii, fundador de una tostadora de café en Kiev llamada Mad Heads.

Pero empezó a recibir mensajes de soldados ucranianos. Uno pidió bolsas de café molido porque no soportaba las bebidas energéticas que le suministraba el Ejército. Otro simplemente pidió granos enteros: había llevado su propio molino al frente.

“Me quedé impactado”, dijo Vradii. “Pese a la guerra, la gente seguía pensando en el café. Podían abandonar sus hogares, sus hábitos. Pero no podían vivir sin café”.

Resilencia y desafío

Las solicitudes de los soldados son sólo una faceta de una piedra angular poco conocida del estilo de vida ucraniano actual: su vibrante cultura cafetera. Durante la última década, los cafés han proliferado en toda Ucrania, en ciudades grandes y pequeñas. Eso es particularmente cierto en Kiev, la capital, donde los pequeños quioscos de café atendidos por baristas capacitados que sirven sabrosos mochas por menos de dos dólares se han convertido en algo habitual.

$!En Kiev, Ucrania, los quioscos de café atendidos por baristas que sirven mochas por menos de 2 dólares son comunes.

La cultura del café ha florecido a nivel mundial, incluso en la Gran Bretaña obsesionada con el té. Pero en Ucrania ha adquirido un significado especial durante los últimos dos años como señal de resiliencia y desafío.

“Todo estará bien”, dijo una mañana María Yevstafieva, una barista de 18 años. “¿Cómo pueden quebrarnos?”, se le escucha decir en un video, refiriéndose al Ejército ruso. “Sufrimos un impacto, hacemos café”.

En Kiev, el número de cafés siguió creciendo incluso después de la invasión rusa, hasta llegar a unos 2 mil 500 hoy, reporta Pro-Consulting, un grupo de investigación ucraniano.

Es difícil no reparar en la cadena Girkiy en la capital, con más de 70 cafés en quioscos color menta.

Una tarde reciente, Yelyzaveta Holota, una barista de 18 años, estaba ocupada en su quiosco preparando pedidos.

La técnica tiene que ser perfecta, dijo, porque la competencia es feroz. Otros seis cafés se ubican en la calle donde trabaja en el centro de Kiev, incluyendo una segunda de Girkiy.

Cada mes, Idealist y otros productores de café entregan a los militares decenas de miles de bolsas de café filtrado: bolsitas individuales llenas de café molido. Estos son algunos de los mejores productos del mercado del café ucraniano.

De pie cerca de una posición de artillería el año pasado, un sargento subalterno ucraniano, Maksim —que no dio su apellido según las reglas militares— dijo que sus compañeros soldados habían encontrado el café Mad Heads “delicioso y me preguntaron dónde lo había obtenido.

“Les dije: ‘chicos, estamos en el siglo 21. Comamos apropiadamente, incluso si estamos en el Ejército’”.

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