Descubre por qué no está mal tener desacuerdos

Conviene aprender a conversar de forma constructiva, teniendo como punto de partida que las opiniones diversas son normales.

Pasa con la pareja, amigos, familia y colegas de trabajo: de repente surge un tema polémico, comienza el debate, alguien eleva de tono la voz, otro se molesta y la conversación acaba en discusión e incluso pelea.

“¿Qué sería del mundo en el que todos fuéramos iguales o pensáramos lo mismo?”, cuestiona Paola González Castro, profesora de Psicología. “Lo deseable es que todos podamos tener sistemas de pensamientos y creencias diferentes. Si no, estaríamos creando individuos que son como repetición de algo”.

Pero algo pasa en la vida actual porque existe la idea errónea de que todas las personas piensan igual, cuando no es así. También ocurre que callar por evitar discusiones hace que no se compartan opiniones y se alimenta esta falsa creencia de la igualdad de pensamiento.

Para dialogar sin llegar a pelear, además de entender la importancia de los desacuerdos, es importante tener en mente que opinar sobre un tema es muy diferente a querer demostrar que se tiene la razón o intentar convencer e imponer creencias.

Algo que ayuda en este proceso es reflexionar que la forma de pensar de cada quien surge a partir del contexto: crianza, educación, estilo de vida, privilegios y valores.

“A veces nos enojamos porque las otras personas no piensan lo que nosotros pensamos y creemos que discutiendo vamos a poder cambiar su opinión”, señala Castro. ¿Qué hay detrás de esta dificultad? A veces, indica Ballesteros, las creencias se ligan a la identidad de una persona.

Eso significa que lo que crees, lo asocias a quién eres y de ahí deriva la necesidad de probar que se tiene la razón, sin duda por el hecho de reafirmarte a ti mismo.

“Muchas veces tratamos de discutir para convencer”, comenta la especialista, “ya que es probar nuestra identidad o en lo que creemos en lo más profundo, que está asociado a quién somos”. La clave es aprender a separar las ideologías de la identidad, pues eso permite discutir las ideas sin agredir o querer imponer.

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No todos compartimos el mismo punto de vista.

Pasos a seguir

- No converse para imponer su opinión, sea empático.

- Acepte que, en ciertos temas, requiere más información.

- Escuche, no interrumpa; tampoco sea irrespetuoso.

- Emita opiniones sobre temas, no sobre personas.

- El desacuerdo no tiene que ser enemistad: dialogue.

- Cuando no se conoce sobre un tema es válido preguntar. También hay que animarse a cuestionar al otro por qué piensa de cierta manera e informarse con curiosidad.

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