19/05/2024
12:00 AM

La ciudadanía inerme y desprotegida

    La infiltración de las fuerzas policiales por parte del crimen organizado continúa en ascenso, a pesar de las diversas depuraciones realizadas en un intento por adecentarlas y profesionalizarlas, inaugurando instituciones educativas especializadas. Considerables sumas se han invertido con tales propósitos, amen de capacitaciones, cursos en derechos humanos y legislación pertinente a sus funciones por parte del Estado y de países amigos. Mucho se ha avanzado, pero queda evidenciado que hace falta una labor sistemática y continua al interior de la Policía en el aspecto de inteligencia y supervisión.

    Resultan impactantes las noticias acerca de abusos, uso excesivo y abuso en el empleo de la fuerza física, implantación y sustracción de pruebas incriminatorias, robo de fuertes sumas de dinero, acusaciones sin fundamento, secuestros, chantajes, perpetrados no solo por agentes, también por mandos intermedios, en distintas ciudades del país, en ocasiones aliados con funcionarios judiciales.

    Y estos actos delictivos son apenas la punta del témpano, cuando las personas agredidas han tenido el coraje suficiente para denunciarlos, en tanto, otras han optado por llamarse a silencio, ante el temor de represalias en su contra.

    Así, el lema de “Servir y proteger” al igual que la imagen institucional están, justificadamente, siendo cuestionadas por la población, que retira su confianza en los agentes del orden, al no saber si está tratando con servidores públicos íntegros y honestos, más allá de cualquier duda y sospecha, o si, por el contrario, está confiando en verdugos reales o potenciales que en cualquier momento pueden proceder a actuar en su contra.

    Se está cuestionando el estado de excepción, que ha permitido logros en el combate a la delincuencia, pero también hechos atentatorios de la vida y bienes de la ciudadanía. Desde todo punto de vista, la imagen y credibilidad de las fuerzas policiales quedan en entredicho y continuará deteriorándose, en la medida que tales acciones continúen siendo cometidas por victimarios uniformados que están manchando la institución, utilizándola como cubierta para perpetrar crímenes en virtual impunidad.

    ¿Cuánto tiempo más continuará esta infamante realidad? Es necesario el no abstenerse de presentar denuncias, debemos armarnos de coraje y valentía para formularlas: solamente de esta manera habrá posibilidad real de limpiar y sanear a la Policía y sus distintas agencias de manera definitiva.