19/05/2024
08:51 AM

¡Enhorabuena!

    El primer paso, el más importante para culminar el recorrido, dejar atrás, sin olvidar el “maltrato histórico” de los jóvenes en servicio social y residentes, fue dado por la Secretaría de Salud y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, cuyas autoridades, ¡vaya ironía! dirigieron las labores en el Hospital Escuela de la capital donde mayores fueron las protestas y las quejas, escuchadas solamente cuando desde la Unah se elevó la voz de ¡basta!

    Hay satisfacción entre los futuros médicos y entre los profesionales de la medicina aspirantes a especialidades y posgrados que proporcionen una mayor y mejor preparación para atender la salud de los hondureños. Hablando se entiende la gente y en este caso así ha sido, aunque para ello el rector universitario haya blandido la espada de Damocles concretada en la amenaza de retirar a los universitarios si no se lograba un acuerdo. Para bien de todos se logró eliminando un mayor problema en el área de la salud. La práctica, avance y evaluación del cumplimiento del acuerdo está bajo la responsabilidad de un equipo interinstitucional que habrá de elaborar, a corto plazo, un plan de trabajo, que proporcione evidencias razonables y palpables de los cambios necesarios para una nueva visión y, sobre todo, tratamiento respetuoso a los jóvenes sobre quienes recae también la gran responsabilidad de la sostenibilidad y eficiencia de la salud de los hondureños.

    La lección del acuerdo y el compromiso de cumplimiento debiera calar en otros organismos e instituciones del Estado en los que el ingrediente político partidista y los intereses personales o de grupo tienen la última y casi única palabra cuando se esgrime la necesidad de diálogo, negociación o acercamiento para abordar temas fundamentales en el desarrollo del país y el bienestar de las familias hondureñas. Tómese como ejemplo, empleo, seguridad, educación, vivienda, etc. etc. Los principales puntos del acuerdo se centran en aquello que originaron la protesta, pero que no son los únicos, aunque sí los de más fácil solución, pues están referidos a los espacios físicos adecuados para atender a los pacientes, así como un espacio adecuado para las labores académicas y para el descanso. Esto que es elemental se les había ido negando a los residentes y en servicio social como anteriormente había sucedido a los practicantes de la carrera de odontología.

    La práctica ocupa en el calendario académico un lugar sumamente importante y, sobre todo, necesario, pues las aulas o los laboratorios del campus están alejados de la realidad donde se enriquece el conocimiento profesional, mucho más cuando es la vida la que se pone en manos de profesionales de la medicina que debieran aceptar como legado humanístico y existencial la dotación de sus conocimientos a las nuevas generaciones. Enhorabuena por este primer paso para eliminar el maltrato histórico.