Seguramente ha leído de lo importante que es desarrollar la escucha activa, que significa poner interés para comprender, con el objetivo de lograr una mayor eficiencia en la comunicación con otras personas.
Parece algo sencillo, pero en el mundo actual de ruido y voces múltiples, puede ser complejo. Ahora no solamente estamos pendientes de los otros, además, tenemos la constante inquietud por la exposición a través de redes sociales y las reacciones que podamos provocar allí.
Ser y, sobre todo parecer para obtener simpatías, es un tema constante de la agenda de muchas personas.
Pensaba sobre esa presión a la que están sometidas especialmente las nuevas generaciones, así como la dificultad para encontrar aquello que sea real y no solo un reflejo de lo que deseamos.
Vino a mi mente el caso del influencer y filántropo Shin Fujiyama, quien recientemente alcanzó su reto por la educación, que consistió en llevar a cabo una carrera de 250 kilómetros, entre San Pedro Sula y Tegucigalpa, para despertar el apoyo de múltiples sectores a su proyecto.
El objetivo de Shin es construir mil centros educativos, ya lleva 69, con el apoyo de personas y organizaciones dentro y fuera del país. El desafío de hacer una carrera entre ambas ciudades despertó el interés de toda la población, que pudo ver cómo alguien que no nació en Honduras, puede ser capaz de tal sentido de solidaridad con este país y con su gente.
Las noticias y redes sociales nos compartieron las imágenes del apoyo que recibió en el desafiante recorrido. Shin despertó la admiración y el deseo de muchas personas de sumarse a la causa.
El logro de Fujiyama, que además fue acompañado al final del recorrido por sus padres que viajaron desde Japón para estar con él, es muestra clave de lo que admira la juventud: enfoque, espontaneidad, conciencia social, apoyo y finalmente, un ejemplo.
En todo este tiempo en Honduras, Shin ha puesto en práctica la escucha activa, para comprender y de manera especial, para responder. En resumen, ha prestado atención genuina a una población ávida de ello y de ser valorada tal y como es.
Honduras está viviendo el inicio de la efervescencia política y, como es de esperarse, muchos saldrán a la palestra pública queriendo lograr la conexión anhelada con la población votante.
Conviene tener presente que reflejar una identidad que luego se convierta en imagen en la mente de las personas requiere de algo muy importante: coherencia.
No se trata de parecerse a la población votante, sino de que, conservando la propia identidad, se logre alcanzar el apoyo de una población ávida de respuestas reales.
La atención genuina, natural y espontánea parece ser el ingrediente clave. Después de todo, “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”. Para muestra, Shin Fujiyama.
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