El gobierno alemán prepara un plan para hacer frente a situaciones de calor extremo, tras las temperaturas récord alcanzadas el año pasado y en prevención de una sequía que empezó a hacerse palpable en algunas regiones del este del país.
El ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, anunció hoy un “plan concertado” entre los poderes locales y expertos del ámbito científico, que se concretará en las próximas semanas y que pretende seguir el modelo francés.
“Otros países nos están marcando el camino”, admitió Lauterbach, en alusión a los sistemas de advertencia y alarma temprana del país vecino, como paso previo a la adopción de medidas destinadas a atender a los ciudadanos más vulnerables, sea por razones de edad o por patologías previas.
Se prevé así reforzar el acceso a agua potable gratuita, principalmente en fuentes públicas, tal como ocurre en Francia o en Estados Unidos en situaciones de calor extremo.
La comparecencia de Lauterbach se produce en medio de las sucesivas alertas lanzadas por meteorólogos respecto a la situación de este año, tras cinco veranos consecutivos bajo temperaturas inusualmente altas para Alemania y una sequía en aumento en toda la mitad este del país.
Las alertas no han cedido, pese a que en mayo se registraron más precipitaciones que lo habitual, pero no suficientes para aliviar la situación del subsuelo, reflejo de los efectos de sucesivos años de sequía.
Igualmente preocupante es la situación de los bosques, que ocupan un 29,8 % de la superficie total del país, pero donde se estima que cuatro de cada cinco árboles están enfermos, principalmente a consecuencia de la sequía, según datos recientes del Ministerio de Agricultura.
Los incendios forestales desatados a finales de la semana pasada en varios puntos del este de Alemania han obligado a evacuar algunas poblaciones de la región, mientras se mantienen acordonados los alrededores de un antiguo depósito militar por riesgo de explosión.
La situación es especialmente preocupante en dos nuevos focos del “Land” de Mecklenburgo-Antepomerania, donde se procedió al desalojo de los habitantes de dos poblaciones, Lübtheen y Hagenow, donde las llamas habían avanzado hasta extenderse por dos centenares de hectáreas.
En 2019 se desató en Lübtheen el mayor incendio forestal del “Land”, precipitado por las explosiones en lo que fue una zona de entrenamiento y depósito militar, que finalmente se extendió por 1.000 hectáreas de bosque.
