20/05/2024
01:51 AM

Abuelito de 106 años pide a Xiomara Castro ayuda para que le vuelvan a conectar la luz

Don “Lionso” en entrevista con LA PRENSA pide a la presidenta ayuda con medicinas. Rememoró que trabajó con el papá del expresidente Manuel Zelaya.

Ilanga, Colón

Pocas personas en el mundo pueden darse el lujo o el placer de decir que tienen 106 años de edad. Don José Lorenzo Oseguera Flores es un hondureño al que podemos poner en esa lista de longevos privilegiados. Vio la luz del mundo en 1917. Probablemente es uno de los hondureños de más edad actualmente.

Este hombre de estatura baja y de mirada profunda, que vive en la aldea Monte Abajo en el departamento de Colón, sigue disfrutando de la vida aunque con limitaciones y con dolores porque ya mira poco y una fractura en el brazo y otra en la pierna le han mermado su movilización normal.

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Camina lento, apoyado en un bastón. “Miro menos que antes, también he sufrido por estas dos quebraduras, pero antes de eso no padecía de nada, gracias a Dios”, cuenta este hombre centenario , quien es más conocido como don “Lionso” en su comunidad.

A pesar de su edad, su mente la tiene lúcida. Recuerda muy bien que es originario de la aldea el Morocopal, San Lorenzo, Valle, pero cuando era un niño su padre vino a ver un hermano a Las Pilas en el departamento de Colón, luego regresaron al sur pero con el tiempo volvieron y se radicaron definitivamente en la costa norte.

Ha sido testigo de guerras, huracanes, tornados, eclipses, golpes de estado, pandemias y de la revolución técnológica, a la que asegura no le ha sacado provecho por su edad. Ha procreado 17 hijos producto de sus relaciones de hogar con cuatro mujeres: Balbina, Alejandrina, Zoila y con María Domitila, su actual esposa con la que tienen nueve.

Tres de sus vástagos de su hogar ya partieron de este mundo. “Nietos y bisnietos no sé cuántos tengo, ya perdí la cuenta, con algunos de mis hijos he perdido comunicación”, relató.

Don “Lionso” con con su esposa María Domitila.

En su DNI no aparece su verdadera fecha de nacimiento, ese documento registra que don “Lionso” nació el 23 de septiembre de 1930, pero él tiene una explicación al respecto: “el problema es que la cédula en Honduras hay del gobierno de “Pajarito” para acá, cuando fui a solicitar el documento el registrador me dijo que me iba a poner esa fecha, que no me podía registrar los años anteriores. Yo le reclamé y me molesté mucho, pero no lo pude convencer”.

Este hombre, que presume de haberle sodo fiel toda una vida al partido Liberal, también alardea de haber conocido personalmente al papá del expresidente Manuel Zelaya Rosales.

Se ha dedicado toda su vida a trabajar la agricultura y la ganadería. Por su fama como excelente corralero, fue contratado por dos personajes ya fallecidos de Honduras: Modesto Rodas Alvarado y Oswaldo López Arellano.

“A Rodas Alvarado le cuidaba una hacienda que tenía en Costa Rica, él era gran amigo del presidente costarricense de ese tiempo, siempre lo visitaba y eso me permitía compartir con ellos, bebíamos juntos pero no en exceso. A López Arellano le cuidé una hacienda, fincas de caña y algodonales que tenía en Nicaragua, ahí estuve casado con una mujer que se llamaba Zoila, por eso uno de mis hijos es nicaraguense”, rememoriza.

Aspiraciones de don “Lionso”

¿Qué espera de su vida con 106 años?, le pregunto y no duda en soltar la repuesta: “he sido feliz, pobremente he tenido una vida bonita. Todavía respiro y amo la vida, pero quiero ser sincero, después de esta quebradura de mi pierna y la del brazo solo espero la muerte. Que sea la voluntad de Dios, pero si un día venimos a este mundo, un día también lo dejamos, eso es normal, por eso no le tengo miedo a la muerte”.

¿Pero cuál es su secreto, qué lo ha hecho vivir 106 años?, “no tengo secreto, he comido normal, solo que antes a las frutas y verduras no les echaban tanto abono como ahora, todo era natural”, respondió.

También en parte de su vida fue empleado de la Standard Fruit Company y hasta fue sargento en el ejército. “Yo recuerdo muy bien los tiempos de general Tiburcio Carías, ese hombre cometió barbaridades, mandó a matar mucha gente. En los últimos años el gobierno de Juan Orlando Hernández me hicieron recordar la época de Carías. Los dos eran como dictadores”.

Su cara se le ilumina de alegría cuando recuerda que fue un gran bailarín. “Me gustaban las fiestas pero nunca estuve preso”, asegura.

Al consultarlo cómo es su relación con su esposa Domitila Oseguera asegura que muy buena. “Mi mujer más buena no puede ser, siempre la he querido, ella me hace la comida y me cuida con toda voluntad”.

Al momento de comparar, este hombre no duda en expresar que el pasado fue mejor y sustenta su argumento: “antes había más respeto por las personas, ahora es muy peligroso, no se respeta ni la vida de la gente, eso está muy mal”

Se queja porque en todos los años vividos nunca un gobierno le ha ayudado pero nisiquiera con cinco centavos de lempira.

Para cerrar el humilde ansiano pidió si LA PRENSA le podía dar un mensaje a la presidenta Xiomara Castro, al contestarle que sí lo suelta, “dígale que me ayude con medicinas para el dolor que siento por esta quebradura del brazo y que la semana pasada me cortaron la luz pese a que solo tengo un foco, por favor, le pido por favor que me la vuelvan a poner la luz”.

Hasta hoy a este superabuelo la muerte lo ha respetado, la ha desafiado, y con su espíritu y amor a la vida parece que seguirá aferrado a ella cumpliendo años.